Alexandra McCain, una adolescente común, viajará a través del tiempo
y sorpresivamente se encontrará con el más grande artista de todos los tiempos: Michael Jackson.
Mediante se desarolla la trama, su vida cambia inesperadamente y le ocurren muchas situaciones
'inusuales', que ella jamás hubiese imaginado.

Ésta es una historia donde "La ficción supera la realidad".

Capítulo 1: 'Cosas inesperadas'

Estaba en mi habitación, triste por escuchar las discusiones de mis padres, ellos ya no se comprendían bien, ¡Siempre discutían por cualquier cosa!, al parecer ya no quedaban rastros de aquél amor que se tenían. Yo miraba fotos de ellos juntos cuando recién se habían casado, se les veía tan felices y tan enamorados… pero aparentemente eso quedó en el recuerdo… yo no sé qué sucedió…

Bryan, mi hermano mayor… ¡Él estaba en su habitación como si nada le importase!. Siempre le ha encantado molestarme, hacerme bromas, hacer que me enoje, era como si le pagaran por hacerlo… (Claro que nadie le paga, si fuera así, él ya sería millonario…). Lo bueno es que mis padres lo han regañado, pero él no entiende… y la verdad es que no lo odio, pero ¡A veces si me saca de mis casillas! y aunque parecia que no le importase que nuestros padres discutieran, creo que sí le dolía, pero es el mayor, y no quería demostrarlo…

Nathalie, mi hermana menor… de ella no me quejo, siempre nos hemos llevado bien, y aunque yo sea mayor, siempre me ha gustado jugar con ella, y nos divertimos mucho, y a decir verdad, mi hermano no es muy cariñoso con ella como lo soy yo… aunque puedo justificarle eso por que él es varón.

Seguía en mi habitación, acostada en mi cama mirando el techo y pensando “¿Cuánto más durarán así?”. Era suficiente, yo no podía soportar más, ¡Decidí salir de mi habitación y detenerlos!. Me levanté de mi cama decidida, salí de mi habitación y me dirigí hacia ellos mientras los veía discutiendo.

- ¡Ya basta! Estoy harta de escucharlos pelear… –algunas lágrimas empezaron a empañar mis ojos- yo los amo, y me duele que discutan –dije con mi tono de voz con más calma

- Hija, ¡No es tu asunto! –exclamó mi padre en tono molesto.

- ¡Claro que lo és! –exclamé alzando un poco mi voz.

- Ve a tu habitación, por favor –ordenó mi madre.

Miré a ambos por unos segundos y me fui a mi cuarto demasiado triste, me senté en el suelo, encogida, con mis brazos sujetados alrededor de mis rodillas. Comencé a llorar y escuché que alguien tocó la puerta.

- ¡No quiero hablar con nadie! –exclamé con tristeza y un poco de enojo.

Se abrió la puerta y era mi pequeña hermana “Naty”. Volteé a verla, ella cargaba una muñeca en su mano, e igual podía ver que tenía los ojos llorosos…

- Oh, eres tú Naty… –me limpié las lágrimas con la mano para que no sospechara que estaba llorando.

- Sí –afirmó- mamá y papá siguen discutiendo –dijo triste y a punto de llorar.

- Lo sé hermanita, pero tranquila... –suspiré- estoy segura que en unos momentos dejarán de hacerlo -Tenía que mentirle, no le podía decir la dura realidad… parecía que todo iba a acabar muy mal… yo no tenía que estar triste enfrente de mi pequeña hermana.

- No lo creo Alex (Así me decían todos, pero mi nombre es Alexandra)… ¿Y si mamá y papá ya no se hablan nunca más? preguntó preocupada (Sí… ella era muy lista como para engañarla…).

- No pienses eso, piensa en que esto va a pasar, y todos estaremos felices –fingí una leve sonrisa.

Bryan entro a mi habitación de repente (La puerta había quedado abierta) y volteó hacía nosotras.

- ¡Par de lloronas! –dijo burlón.

- ¡Cállate Bryan! –exclamó Naty mientras lloraba.

Yo me puse de pie mientras lo miraba con enojo por lo que había dicho.

- ¡Bryan, te pido que no empieces! ¡No es momento para que estés molestándonos! –exclamé.

- Por favor, Alex… ¡No es el fin del mundo! ¡Mis padres tendrán que cerrar sus bocas y calmarse!

- Pero ya tienen un largo tiempo peleándose –dije con gesto de preocupación.

- No me digas que… ¿Tomaste el tiempo? –dijo sarcástico.

- Es increíble que seas así –dije enojada.

- Oye, yo estoy tratando de animarlas y ¿Te enojas?, ¡Vaya! –dijo irónico.

- ¡Créeme que esa no es la forma correcta para “animarnos”! –exclamé.

- ¿Sabes? creo que mejor me voy –dio la media vuelta.

- ¡Pues vete! –exclamé mientras lo veía yéndose, acto seguido, salió de habitación sin decir ni una sola palabra más.

- ¿Puedes ir a ver si ya pararon? –preguntó Naty con un tono de voz algo bajo.

Me quedé en silencio unos segundos y asentí con la cabeza. Me dirigí de nuevo con mis padres y me escondí detrás de una puerta para escucharlos.

- Si no fuese por nuestros hijos, ¡Yo ya me largaría de aquí te lo juro! –exclamó mi padre bastante enojado.

- ¡Vamos, hazlo, a ver si te atreves! –exclamó mi madre con un tono retador.

- ¡Pero claro que me atrevo! –contestó mi padre.

- Empaca tus cosas y vete, ¡Ahora mismo! –exclamó mi madre bastante enojada.

- ¿¡Me estás corriendo!? –preguntó mi padre, aún sabiendo que así era.

- ¡Sí! Exactamente –contestó mi madre.

- Esa decisión la tomo yo, no tú –dijo mi padre con tono serio.

- ¡Yo soy la que toma decisiones en esta casa! –exclamó mi madre.

- ¡Entonces hablemos de tu “brillante decisión” –haciendo comillas con los dedos- de no decirle a Alex que es adoptada! –dijo mi padre.

‘¿¡Que!?’ pensé. Quedándome totalmente impactada, con los ojos como platos. Ante tal asombro mis labios lograron separarse un poco.

- ¡Guarda silencio! ¡Nos puede escuchar! -dijo “Christina” (El nombre de quién creí que fuese mi “madre”) bajando la voz.

- ¡Algún día se lo tendremos que decir! -dijo “James” (El nombre de quién creí que fuese mi “padre”)

- ¡Jamás, ella es mi niña y yo soy su madre! –exclamó Christina.

- Sabes que eso no es cierto –susurró James.

- ¡Yo la críe!

- Pero biológicamente no eres su madre –pronunció James.

¡No entendía nada de lo que estaba pasando! es decir, ¡Siempre creí en ellos! ¡Creí que ellos eran mis padres! ¿Cómo pudieron engañarme?. Al principio pensé que lo que escuché era mi imaginación ¡O un sueño! (Creo que más bien una pesadilla) pero triste y dolorosamente, me di cuenta de que... era cierto. Así que salí de mi escondite y me dirigí a ellos.

- ¡Alex! ¿Q-qué haces a-aquí? –dijo Christina balbuceando y sorprendida.

- Escuchando todo, ¡No puedo creer que me engañaron todo este tiempo! –exclamé llorando.

- No te engañamos, es sólo que… –dijo James, no sabía de qué manera justificarse.

- ¿Qué? –corté- ustedes me hicieron creer que yo era su hija, ¡Y no pensaban decirme la verdad!

- Alex, por favor, ¡Déjame explicarte! –dijo Christina tratando de calmarme.

- No hay nada que explicar –dije con mi tono de voz menos exaltado.

Abrí la puerta de mi casa, y salí corriendo mientras ellos dos me gritaban “¡Alex! ¡No te vayas, espera!”. Yo seguí corriendo, hacia ningún rumbo, y no me importaba a que dirección iba, de repente choqué con una persona y por esa razón, provoqué que se le cayera un objeto algo… “extraño” (No sabía qué era) que él tenía en sus manos.

- Yo… lo siento mucho –dije apenada mientras le veía juntando su “cosa extraña”. Aproveché ese instante para secarme las lágrimas para que éstas no delataran lo que sentía.

- Descuida, no pasa nada –dijo aquél sujeto parándose después de haber juntado el objeto que se cayó y sonriendo con un tono de voz amable.

- Está bien –le dije devolviéndole la sonrisa (Pero por dentro estaba destrozada por lo que había ocurrido).

Me llamó la atención que él llevaba puesto unos lentes y una bata de químico blanca, cuando lo vi bien, solté una leve risita (Olvidándome un poco… sólo un poco de la tristeza que tenía) pues… tenía aspecto de “científico loco” creí que personas así sólo las encontraba en las películas.

- ¿De qué te ríes? –preguntó aún con su actitud amistosa.

- No, no, de nada… –mentí mientras trataba de no reírme más.

- A propósito… ¿Se puede saber por qué estabas corriendo? –preguntó algo curioso.

- Pues… –le iba a explicar pero me arrepentí- en realidad, no quiero ser grosera, pero…

- No quieres que lo sepa –cortó- está bien, tal vez sea algo personal… yo no quiero ser un entrometido

- Qué amable –sonreí.

- Gracias –me devolvió la sonrisa- por cierto, mi nombre es Josh –me saludó con la mano. Yo le respondí con el mismo gesto.

-Yo me llamo Alexandra –sonreí.

- ¡Oh! tienes un lindo nombre –continuó- ¿Sabes? Estoy trabajando en algo genial, pero es algo así como 'top secret' ¿quisieras verlo? –preguntó.

- Ehhh yo… –no sabía que decir pues recién lo acababa de conocer, y por lo tanto, no le tenía mucha confianza que digamos…

- Puedes confiar en mí, tranquila –dijo mientras sonreía.

- Es-está bien –acepté.

Josh y yo empezamos a caminar, yo no sabía a dónde nos dirigíamos pero yo caminaba a un lado de él siguiéndolo mientras el me guiaba el camino. Caminamos cuatro cuadras sin comenzar ningún tema de conversación, y no había silencio, pues las calles estaban algo transitadas (Era obvio, nos encontrábamos en Los Ángeles, California), y se escuchaba el ruido de los carros pasando. Acto seguido, llegamos a una calle donde se encontraba algo que parecía ser una bodega… me comenzó a dar un poco de desconfianza… jamás me había ido con un extraño a ningún lado…

El gesto de mi rostro comenzó a cambiar, yo miraba a todos lados con expresión de ‘¿¡Dónde demonios estoy!?’ ya no miraba persona alguna cerca, esa calle estaba muy solitaria, nunca había ido por esos rumbos, ¡Y menos tan noche!. De inmediato él notó mi desconfianza cuando volteó a verme.

- Niña, no tienes nada que temer, soy una buena persona, no te haré daño –dijo con tono amable. Nos quedamos en silencio por un par de segundos y suspiré, señal de que lo había pensado mejor.

- Bien... confiaré en ti –le dije con un poco de calma.

Él abrió la puerta de aquella bodega, estaba todo oscuro así que encendió la luz de un interruptor que se encontraba en una pared cerca de la puerta, ¡Vaya sorpresa que tuve! ¡Aquella bodega no era más que un laboratorio! había demasiados experimentos, artefactos, tubos de ensayo, microscopios y demás cosas raras (Al menos para mí) ¿Pueden creerlo?...

- Oh no, tú... ¡Tú eres un científico loco! y…y ¡Eres malo! ¡De seguro tienes una risa malvada! (Bueno ese era el estereotipo que yo tenía en mente) –exclamé y él soltó una carcajada.

- Niña, ves mucha televisión –bromeó entre risas.

- Bueno, dime, –corté- ¿Qué me ibas a mostrar? ¿Una rata con dos cabezas? –pregunté irónica.

- No exactamente… escucha… –cerró la puerta. Yo me empecé a preocupar- se trata de algo que quiero mantener en secreto, por eso antes debes prometer no decírselo a nadie

- Lo prometo, ¡Pero ya dime qué es! –Le pregunté desesperada antes de imaginarme que algo malo me podría hacer.

Él se dirigió a donde había un especie armatoste con una sábana encima, yo no tenía idea de lo que pudiese ser. Quitó la cobija de encima… y yo seguía sin saber qué era.

- ¿Qué es eso? –pregunté curiosa y confundida.

- Es una máquina del tiempo –respondió.

- ¿Máquina del tiempo? –empecé a reír- Amigo, ¡Eso no existe! –dije incrédula.

- ¿Ah no? –enarcó una ceja- puedo demostrarte que sí –me dijo muy seguro y yo reí de nuevo.

- ¿En serio? ¿Cómo? –pregunté cruzándome de brazos.

- Aún no la he probado con nadie, pero… ¿Te atreverías a ser la primera en ingresar adentro de la máquina? –preguntó.

- ¡Claro! –respondí escéptica.

Me dirigí hacia dicha “máquina” (Que, por cierto, tenía apariencia de elevador) y él la abrió presionando un botón de un control que sacó de su bolsillo, a mí me pareció bastante tonto y gracioso, me sentía como una película.

- Antes de que entres, debo darte esto –me dio algo que parecía ser una pulsera, pero tenía una pantalla en forma cuadrada.

- Ehhh… ¿Qué es esto? –pregunté confundida.

- Es un dispositivo transmisor y receptor –respondió.

- ¿Ah? –dije igual de confundida, no sabía a qué se refería y él suspiró, señal de que le pareció estúpido que no supiera qué era.

- Para que lo entiendas… es una pulsera donde nos podemos comunicar en esa pantallita de ahí, yo te veré y te escucharé –me mostró su pulsera igual a la que me había dado- y tú igual a mí… ¿Eso sí lo entendiste? –dijo sarcástico.

- ¡Oh! ya entendí, pero, ¿Para qué quieres que nos comuniquemos por ahí si estoy enfrente de ti? – pregunté.

- Cuando entres a la máquina del tiempo, y te lleve a algún lugar, no lo estarás –respondió- Por cierto, no sé a cuál lugar irás, será al azar –comentó.

- Ah, sí sí… –le "seguí la corriente".

- Ahora, entra –me dijo.

- Bien –acepté, aún seguía incrédula.

Entré y él cerró la puerta con el mismo botón. Cuando me encontraba adentro me fijé en varios detalles, había una reloj enorme justo en el centro de la máquina, y… muchas cosas raras que yo no entendía… pude ver todo eso gracias a que había una luz que me permitía ver.

- ¿Lista? –preguntó alzando su voz para que yo escuchara mejor.

- ¡Sí! –respondí de la misma forma.

- Muy bien, ¡Irás al pasado! ¡Buena suerte! –exclamó

La máquina comenzó a hacer un ruido extraño, supuse que había presionado el botón del control… ¿Y saben algo? debo decir que me asusté un poco. Las manecillas del reloj comenzaron a girar muy rápido al revés, y un rayo color verde me envolvió, el ruido extraño que hacía la máquina era más fuerte, y yo más me asustaba. De repente la luz que me permitía ver se apagó y todo quedo oscuro y en silencio. Se me puso la piel de gallina y mi corazón latía sin parar. Comencé a creer que definitivamente me encontraba en una máquina del tiempo, estaba bastante confundida y mil preguntas pasaban por mi cabeza. Traté de comunicarme con el “científico chiflado” por la pulsera que me dio pero no tenía respuesta de él, la pantalla estaba apagada.

Dentro de un rato la oscuridad iba desapareciendo, se empezó a iluminar todo lo que yo tenía alrededor, pero ¡Oh, sorpresa! ¡ya no me encontraba adentro de la máquina! Sino que fui a dar a un lugar que juro, nunca había visto en mi vida. Ahora la pregunta era ¿¡Dónde estaba!? Volteé a todos lados para ver si alguien me podía aclarar mi duda (Era tarde-noche), pero no vi absolutamente a nadie, de lejos noté que había un cartel que mostraba el nombre de la calle en la que estaba, leí y me di cuenta que esa calle era: Jackson street.


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¡Hola! seguramente muchas de ustedes me conocen, mi nombre es Jacqueline, y ya antes había escrito una "novela" llamada 'One more chance', pero decidí hacer una historia nueva, diferente, un poco inusual... tal vez ya se han dado cuenta por la trama con la que empezó la historia, y esto apenas es el comienzo...
Prometo no usar palabras demasiado... rebuscadas, para que no se que compliquen al leer :) y como este es el primer capítulo quiero dejar un buen comentario aquí para recordarlo después de que haya muchos más, si ustedes me lo permiten, por supuesto :)
Regresando al tema de mi otra "novela"... creo que lo que quise fue hacer una nueva historia donde se narrara y se escribiese como una verdadera web-novela, y como toda web-novela (Valga la redundancia) se alimenta de comentarios, creo que no cuesta nada dejarme tu comentario acá abajo, si es que tienes cuenta en google, blogger... o en el 'chat' de al lado, si es que no tienes.
Por ahora puedes decirme que te pareció el principio, si te gustó la trama... (Igual acepto criticas pero eso sí, constructivas, no para insultar) etc... necesito saber TU opinión :)
Para hacer este capítulo tardé una semana, por muchas razones... se me complicaba un poco escribir palabras más correctas, escribir cada detalle, que mis pensamientos se convirtiesen en palabras... pero creo que me iré acostumbrando :)
Y les contaré algo, todo comenzó de un sueño, soñé algo que tendrá que ver con la novela... (Y sí, soñé con Michael <3)
Sinceramente estoy muy emocionada por todo esto, ojalá esta historia pueda transmitirles alguna emoción a través de los capítulos, no me queda más que agradecerles por haberse tomado el tiempo de leerla, se vendrán cosas increíbles, así que esténse al pendiente.
Dios las bendiga y para finalizar quiero decirles...

"Aún no han visto nada".


Gracias por abrirme las puertas de tu corazón

Estaré ahí cuando lo necesites

Si puedo ayudarte, lo haré

Hazme saber tus miedos,

Y te protegeré de ellos

Hazme saber tus secretos,

Quiero saber más de ti

Confía en mí siempre,

Nunca te fallaré…

- Alexandra McCain.